domingo, 5 de julio de 2015

DISCURSO POR EL DÍA DEL MAESTRO

Señor Director de la Institución Educativa Jorge Chávez de Comas.
Estimados padres de familia.
Queridos profesores y alumnos.
Con mucho placer me dirijo a ustedes, compartiendo la unidad y el entusiasmo de nuestra institución educativa, para celebrar el Día del Maestro; un día del año en que resaltamos la enorme labor de los profesores y profesoras, cual es el de conducir con su ejemplo y sabiduría a las nuevas generaciones de la patria. Mi respeto hacia aquellos hombres y mujeres que decidieron abrazar esta profesión, que sabemos no es bien remunerada, pero da gratas satisfacciones porque quien cumple su deber pedagógico con responsabilidad y eficiencia, tendrá siempre el mejor recuerdo de sus alumnos. Esa es la mayor recompensa, haber cumplido con su deber formador en conocimiento y valores que nutren el alma y preparan para la vida.
Hay muchos ejemplos de maestros y maestras cuyos nombres escogieron los colegios para honrarlos como: Víctor Andrés Belaúnde, Carlos Wiese, Carlos Cueto Fernandini, Teresa Gonzáles de Faning, Jorge Basadre, Esther Festini de Ramos Ocampo, entre otros, verdaderos modelos de entrega y sacrificio por una mejor educación.
Como no mencionar al verdadero maestro: Jesús, el hijo de Dios, que llamó a sus discípulos y los fue formando hasta convertirlos de personas sin mayor cultura a valientes apóstoles, líderes dispuestos como Él al sacrificio de la entrega total, para que todos conozcan la buena noticia.    
El verdadero maestro es un líder, no sólo imparte sus conocimientos en la materia que domina, sino que promueve valores, corrige, estimula las iniciativas de los estudiantes, más que enseñar busca que el alumno aprenda. No tiene la última palabra de la ciencia pues sabe que con los adelantos tecnológicos, cualquier discípulo podría acceder a información más actualizada que él desconoce.
No genera temor, más bien despierta admiración y respeto.  Es paciente porque sabe que todos no tienen el mismo nivel de comprensión de las cosas, ilumina constantemente y estimula el amor a la sabiduría.

Apreciados maestros, la Gracia de Dios les acompañe siempre, no duden en capacitarse y ser cada día mejores, muchos estudiantes se miran en ustedes, que son como caminos que dejan sentir su influencia en el fértil campo de la cultura, cada lección que brindan es una oportunidad de cambio, una semilla presta a dar fruto.
Sirva este pequeño homenaje para agradecerles por ser parte de nuestro segundo hogar, el colegio, por su invalorable tarea de educadores que nos asisten en nuestras debilidades y desalientos.
¡Que vivan los maestros!

Muchas gracias.