jueves, 10 de septiembre de 2015

DISCURSO POR EL BICENTENARIO DEL POETA MARIANO MELGAR


Señor director del colegio Mariano Melgar, distinguidos miembros del Jurado. 
Profesores, padres de familia y alumnos.
El pasado 12 de marzo de 2015 se cumplió el bicentenario del sacrificio del ilustre poeta arequipeño Mariano Melgar Valdivieso a quien rendimos hoy homenaje porque en su corta vida de 24 años, nos dejó un legado de amor a la patria, el cual se manifestó en sus ideas libertarias, en su lucha contra la discriminación racial entre peruanos y en su elegante sensibilidad expresada en sus poemas, yaravíes y fábulas. 
Mariano Melgar es el prototipo del joven poeta, soñador, entusiasta, con un deseo de sacudirse del dominio español que asfixiaba la vida de las corrientes revolucionarias. 
Poco se sabe de su niñez, sin embargo los historiadores dicen que era un niño precoz, que a los tres años ya sabía leer por lo cual conocía a los escritores clásicos de su infancia. También conoció el latín y el griego. 
Estudió la secundaria en el colegio San Francisco de Arequipa. A los 17 años ingresó al Seminario de San Jerónimo, donde destacó como estudiante llegando a tener la cátedra de latín y retórica. Recibió las órdenes menores a los 20 años, pero dejó el llamado religioso por razones amorosas. 
Se involucró en las tertulias y la literatura, su primera inspiración fue “Melisa”, hija de un funcionario colonial. Pero su musa inquietante fue “Silvia”, nombre que dio en su poesía a una joven llamada María Santos Corrales, siete años menor que él. 
Viajó a Lima en 1813 para estudiar en la Universidad de San Marcos y obtener el grado de doctor, pero no concluyó los estudios. La noticia de la creación de las Cortes de Cádiz lo entusiasmó pues habría cambios políticos y reformas. Publicó algunas fábulas donde resaltaba el tema de los criollos y la desunión que existía en el Perú. 
En 1814, en el Cusco se gestó la rebelión de los hermanos Angulo y Mateo Pumacahua, al cual se integró Mariano Melgar en calidad de auditor de guerra en Umachiri (Puno). Aquí se libró una cruenta batalla con los realistas. Mariano Melgar fue tomado prisionero y fusilado al día siguiente. 
Cuando el jefe del pelotón pretendió ponerle una venda sobre los ojos, Melgar la rechazó diciendo: “Póngansela ustedes que son los engañados porque América será libre antes de diez años”. Su profecía se cumplió en 1824 luego de las batallas de Junín y Ayacucho, cuando el Virrey La Serna capituló y se selló la independencia americana. 
Cuánta vitalidad, sensibilidad y sacrificio podemos encontrar en este joven poeta, a pesar de su corta vida. Por eso nuestro colegio lo honra llevando orgullosamente su nombre.
Muchas gracias.