Con mucha alegría me dirijo a ustedes ya
próximos a celebrar este acontecimiento tan importante para la humanidad, como
es el nacimiento del niño Jesús.
Jesús nace en Belén de Judá, apenas un pequeño
pueblo, sin mayores comodidades para una vida sencilla, corriente. Aquel día no
encontraron posada así que alguien les facilitó un pesebre, donde nació El
Salvador, como quien desde su nacimiento quiere gritarle al mundo: “¡Miren,
dónde he nacido!”, “¡a pesar de ser el Hijo de Dios me he hecho el más pequeño de ustedes!”.
Tan pronto como llegaron los Reyes Magos a adorarle, tuvieron que huir a Egipto
pues las huestes de Herodes querían asesinarlo.
¿Qué significa la Navidad? No confundamos la celebración, los
regalos, los buenos deseos, visitas a familiares, etc., con el verdadero sentido
de la Navidad, que es acoger a Jesús en nuestro corazón, es Fiesta de Jesús, que
nos invita a ser solidarios y misericordiosos con quien más nos necesita. Es
sensibilizar nuestro corazón para perdonar y pedir perdón pues el conflicto es
parte de la vida, pero no debemos llevar una vida de resentimiento y desquite sino
de paz que es fruto de la justicia.
San Juan de la Cruz decía: “Dad amor con amor y recibirás amor”,
eso es la Navidad, compartir con amor no por compromiso, sino porque hay más alegría
en el dar que en el recibir. Hagamos la prueba, si damos es porque antes hemos
recibido, nadie da lo que no tiene. Rico no es el que tiene riqueza y no la comparte, ése es un avaro, rico es el que tiene para dar, por eso es rico porque puede dar.
Que el niño Jesús nos traiga paz y esperanza de un mañana mejor,
que los niños valoren más el amor de sus padres -a través de los cuales se
manifiesta el amor de Dios- que los regalos que puedan recibir; que las familias
sean verdaderamente la primera escuela, la iglesia doméstica en la cual Jesús
sea el centro de nuestra vida.
Una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo.
Gracias.